viernes, 20 de junio de 2008

TODA UNA VIDA EN DOS MINUTOS por Javier Moisés Hernández Rodríguez

Casi la mayoría de las personas viven cerca de 100 años pero pocos lo hacen en solo 2 minutos; y es cuando se comprende que la vida no es el tiempo si no lo que se hace en ese periodo de existencia que es muy corto por cierto.

Mi historia empieza así (solo por poner un ejemplo de lo que puede ser una vida):

Hace algún tiempo que este sujeto un tipo como cualquier otro se enfrenta a un dilema como cualquiera de nosotros:

--¿Le diré cuanto la necesito?
--¿Me querrá como yo a ella?
--¿Hasta cuando la olvidare?

Y así seguía con estos pensamientos hasta que un dia de escuela como cualquier otro (obviamente estudiaba como todo joven) una amiga, a la que casi le costaba trabajo encontrarla en sus pensamientos, se acerco a el y le dijo:

--Hace mucho que no hablo contigo pero necesito preguntarte si conoces algún lugar para hospedarse….

La chica le contó en ese momento lo que había sucedido con sus padres:

--Discutí con mis padres y me salí de la casa…

En fin lo que la chica quería es ayuda. Se comprende después de lo que le pasó pero el tipo no tenía mente para nadie más; así que como a la fuerza pregunto en un lugar que conocía cerca de su casa.

Lo que paso enseguida es que se veía ayudando a la chica a instalarse en su nuevo hogar. Se preguntaba:

--¿Que estoy haciendo?

Pero como si todo fuera normal siguió con su vida.
A los pocos días la chica se acerco a el y le comento que en ese lugar se sentía incomoda; además necesitaba dinero para pagar deudas de sus estudios (quería trabajar) y la habían corrido de su trabajo por cambio de jefes. El tipo que acababa de cobrar dinero por su beca y pensaba destinar ese dinero a cosas innecesarias le dijo:

--Oye- tengo aquí algo de dinero y….-bueno quisiera darte lo necesario para que puedas salir de problemas.

Ese dia le dio a la chica cerca de 1000 pesos para sus gastos y lo mas extraño es que no se sintió decepcionado de si mismo, sino que se alegro de haber ayudado a alguien que necesitaba ese dinero para estar bien.
A partir de ese dia ya no se preocupaba tanto de su dilema de “amor roto”, ahora se preocupa de ayudar a quienes se acercan a el como aquella chica que tuvo la confianza de pedirle ayuda y ahora vive mejor de lo que pudo haber pedido; esto le tomo al tipo solo dos minutos para reflexionarlo y decidir.
Esto demuestra que, aunque estemos muy mal, no podemos ignorar un grito que nos pide ayuda y quien sabe tal vez puedes encontrar que existen cosas que valen la pena disfrutar y no quedarse lamentándose por algo que lastima y hiere no solo a nosotros sino también a los que nos rodean y necesitan; tomate dos minutos y dedícaselo a tus amigos.

Escrito por Javier Moisés Hernández Rodríguez

México

0 comentarios: